La mentira tiene forma humana, cara, ojos saltones, francos, o lo parecen, y sonrisa larga e inocente. Me visita en sueños, y la veo en los amantes, en los enemigos, amigos y otros muchos.
No se viste de animal, no está en las flores, está en tus manos; en mis manos.
Es inevitable. El animal no tiene palabra: mata, protege, ama, sufre, no engaña, porque no sabe. La flor nace, se marchita, sonríe, decae, no sabe más.
Y yo, que lo sé, que hablo y hablo la mentira, a veces porque no pienso, otras porque ignoro; yo sé lo que hace.
Mueve masas, hace guerras; a veces convence más que la verdad, porque se viste de ángel hermoso con ramos de esperanza, augura paz y otros tiempos. Con tales promesas, ¿quién querría ver la oscuridad que oculta?